En el ejercicio de esta actividad cinegética que es la caza me encuentro inmerso entre dos mundos. Por un lado los Anti caza y por el otro los cazadores actuales; debo decir que mi opinión sobre el significado de la caza choca con el concepto que poseen ambos colectivos en este tema.
Hace ya varios años que voy al monte solo con mis perros sin necesidad de portar un arma en mis manos para disfrutar de un día de caza. He observado que la mayoría de los compañeros de cazadores solo les importa portar un arma para conseguir el mayor número de piezas abatidas. Es decir el ego de sentirse más importantes que nadie y toman esta actividad cinegética como un deporte de competición.
Debo decir que si alguien se sintiese ofendido le pido disculpas de antemano y si además lo que yo aquí redacto no es de su interés puede abandonar este sitio web.
Que entiendo por caza y ser un cazador.
La caza es una práctica, una habilidad o una destreza para poder conseguir alimento y poder sobrevivir. Esta forma de conseguir alimento es quizás la más utilizada por la mayoría de los seres vivos de este planeta. Cada especie tiene su particular sistema de caza para poder alimentarse.
Así podemos observar como los lobos cazan en manada o el zorro caza en solitario.
Algunas plantas carnívoras utilizan olores, colores, formas, etc. para poder atrapar a sus presas.
Y como no podía ser menos, nosotros los humanos también fuimos y somos cazadores. Esta facultad de ser cazadores es heredada de nuestros antepasados.
Cuando le tiramos una pelota rodando por el suelo a nuestro cachorro o gatito observamos cómo rápidamente la persiguen e intentan cogerla.
Esos son los instintos de caza y presa que se manifiestan sin que nadie se los enseñe. Todo ello va impreso en sus genes y surge de forma espontánea. Nosotros los humanos cuando vivíamos en cuevas teníamos que cazar para poder sobrevivir.
Muestra de que fuimos cazadores son las numerosas pinturas rupestres que han quedado impresas en las cuevas. Con el paso del tiempo los humanos además de ser cazadores nos hicimos recolectores, agricultores, ganaderos para poder alimentarnos. Llegó un día en el que para conseguir alimento ya no era necesario cazar. En ese instante muchos humanos abandonaron esa práctica ancestral; pero solo a unos pocos les seguía palpitando en su interior ese impulso de ser cazador. Ese impulso o sensación de ser y sentirse un cazador ha llegado hasta nuestros días.
Entiendo que la naturaleza que es muy sabia ha creado dos especies:
Las presas.
Los depredadores.
Con unas características específicas a cada una de ellas. Cómo resultado a la interacción entre las presas y depredadores existe un equilibrio ecológico entre ambas. Ese mismo equilibrio ecológico existía en la caza ancestral. Creo que con la práctica de la caza actual está en riesgo ese equilibrio y nuestra biodiversidad. Además no entiendo la caza como un deporte; pero esa es tan solo una opinión personal mía.
En los siguientes capítulos trataré de exponer mis humildes reflexiones y conclusiones como la caza actual degenera nuestra biodiversidad.
Todo ello con el máximo y absoluto respeto hacia todos aquellos que puedan opinar distinto a mí. Pues creo que nadie está en posesión de la verdad absoluta. Para mí la caza no es un deporte ni una competición entre compañeros, tan solo es una actividad impresa en nuestros genes como cazadores que fuimos en la cadena trófica.
Estos genes de cazadores fueron transmitiéndose de generaciones en generaciones hasta nuestros días y la caza se ha convertido en intereses personales, económicos, políticos, etc. Que nada tienen que ver con el significado inicial de la palabra caza.
La práctica de esta actividad debería ser más respetuosa con nuestra biodiversidad y hábitat.
¿Cuándo comienza a cambiar mi percepción sobre la caza como cazador?
Con tan solo 17 sin necesidad de porta un arma en mis manos comienza mi pasión por la caza. En aquellos años aun podíamos observar gran cantidad de conejos en nuestros montes gallegos. Pero unos años mas tarde la mixomatosis comenzaba a mermar las poblaciones de conejo. Entonces surge la idea de reproducir los conejos en cautividad y soltarlos en nuestros montes. Años mas tarde pude comprender que eso había sido una idea muy equivocada y errónea. Entonces en muchos cotos comienzan a reproducir conejos en jaulas y después soltarlos en el monte. En un principio se capturaban los conejos en el monte con hurones y se colocaban en jaulas esperando que se reprodujeran; pero eso no era posible. Unas veces las madres se comían las crías o abortaban ( debido al estrés producido en la jaula).
Eso llevo a intentar hibridar un conejo macho de monte con una coneja domestica consiguiendo así camadas para repoblar nuestros montes. Otra mala idea; pues esa hibridación producía ejemplares muy débiles y no aptos para la vida salvaje en nuestros montes. Se podía observar en el monte ejemplares muy grandes, con betas blancas en su pelaje, orejas muy grandes, etc. es decir distinta morfología corporal y de comportamiento.
Tuve la suerte de poder ayudar en una de esas granjas de mi coto, en aquellos años mi inexperiencia y seguro que también la de mis compañeros cazadores nos hacia ilusionar en que podríamos conseguir recuperar el conejo en nuestro coto. Lejos de ello cada año que pasaba observaba que el censo de nuestros conejos mermaba hasta la fecha actual. El haber tenido la suerte de poder observar o estar en contacto directo con los conejos me ha ido abriendo los ojos y poder entender todo lo que hemos hecho mal hasta la fecha actual.